¿Nuevos hábitos o hábitos de siempre?

¿Nuevos hábitos o hábitos de siempre?

La “nueva normalidad” ha traído nuevos hábitos a nuestras vidas. Intentamos como seres humanos sobrevivir al caos de la pandemia y en ese estado de presión y estrés, escuchamos muchas voces expertas e inexpertas que brindaban consejos y conocimientos: cómo alimentarnos, cómo ejercitarnos, cómo cocinar.

¿Cuáles de estos tips nos funcionaron? ¿Cuáles de ellos de verdad iban dirigidos a un autocuidado del cuerpo y no a una sobre exageración de “deberes” o de imagen súper productiva? 

 El estar tiempo frente al ordenador, ver maratones infinitos de series, no tener una estructura tan fija de actividades, no tener espacio para uno mismo, etc., generaron conductas inconscientes que repercuten en nuestra salud: comer o beber grandes cantidades, hacerlo por impulso (por darnos un gusto entre tanto caos, o porque estoy triste) e incluso picar mucho entre horas. En menor o mayor medida, a todos nos ha pasado.

Pero, cierto es, que también hemos sido unos cuantos, los hemos decidido reflexionar y obtener una nueva perspectiva sobre nosotros y nuestros hábitos, inclinándonos por una alimentación más natural y saludable, por un cuidado de nosotros, motivado entre otros, para protegernos del virus.

Y cuando aún seguimos asimilando este nuevo contexto y ritmo de vida, la preparación de la comida es algo de lo que no nos podemos librar, y muchas veces por falta de tiempo dejamos el refrigerador como un museo de verduras y hortalizas, para al final optar por lo seguro y comprar algo listo para comer.

La “nueva normalidad” ha traído nuevos hábitos a nuestras vidas. Intentamos como seres humanos sobrevivir al caos de la pandemia y en ese estado de presión y estrés, escuchamos muchas voces expertas e inexpertas que brindaban consejos y conocimientos: cómo alimentarnos, cómo ejercitarnos, cómo cocinar. ¿Cuáles de estos tips nos funcionaron? ¿Cuáles de ellos de verdad iban dirigidos a un autocuidado del cuerpo y no a una sobre exageración de “deberes” o de imagen súper productiva? El estar tiempo frente al ordenador, ver maratones infinitos de series, no tener una estructura tan fija de actividades, no tener espacio para uno mismo, etc., generaron conductas inconscientes que repercuten en nuestra salud: comer o beber grandes cantidades, hacerlo por impulso (por darnos un gusto entre tanto caos, o porque estoy triste) e incluso picar mucho entre horas. En menor o mayor medida, a todos nos ha pasado. Pero, cierto es, que también hemos sido unos cuantos, los hemos decidido reflexionar y obtener una nueva perspectiva sobre nosotros y nuestros hábitos, inclinándonos por una alimentación más natural y saludable, por un cuidado de nosotros, motivado entre otros, para protegernos del virus. Y cuando aún seguimos asimilando este nuevo contexto y ritmo de vida, la preparación de la comida es algo de lo que no nos podemos librar, y muchas veces por falta de tiempo dejamos el refrigerador como un museo de verduras y hortalizas, para al final optar por lo seguro y comprar algo listo para comer. ¿Parar a pensar que voy a comer o pedir con el gesto de un click el plato favorito? Al pensar en la “nueva normalidad”, hemos descubierto que el comercio electrónico es una herramienta brillante y estupenda más allá de la pandemia. Ahora que muchos de nosotros nos reservamos los momentos para salir a la calle, el hacer pedidos a domicilio de nuestros platos y restaurantes favoritos resulta un alivio que antes no era tan valorado. Y si lo pensamos en profundidad, hemos descubierto que el consumo de comida delivery aporta una organización y un estilo de vida más cómodo cuando ahora desde casa se hace todo: se trabaja, se hace deporte, se estudia, se duerme… ¿Pero, esta forma de alimentarnos, tan aleatoria, realmente nos gusta? Vivimos en un mundo caótico, muy ocupados, muchas tareas, mucho ruido. Y encima con pandemia. Pensemos por un momento ¿realmente nos gusta? Comer conscientemente a través de una alimentación inteligente es un reto, porque requiere tiempo, conocimiento y escucha. Y en la era de los teléfonos inteligentes, que promueven la velocidad y la inmediatez, y aumentan el impulso o las compras imprevistas, este hábito se torna difícil. Pero no es imposible. Pero ¿esto lo ha provocado la pandemia o realmente nuestro comportamiento frente a nuestra alimentación siempre ha respondido así en los últimos tiempos?

¿Parar a pensar que voy a comer o pedir con el gesto de un click el plato favorito?

Al pensar en la “nueva normalidad”, hemos descubierto que el comercio electrónico es una herramienta brillante y estupenda más allá de la pandemia.

Ahora que muchos de nosotros nos reservamos los momentos para salir a la calle, el hacer pedidos a domicilio de nuestros platos y restaurantes favoritos resulta un alivio que antes no era tan valorado. Y si lo pensamos en profundidad, hemos descubierto que el consumo de comida delivery aporta una organización y un estilo de vida más cómodo cuando ahora desde casa se hace todo: se trabaja, se hace deporte, se estudia, se duerme…

¿Pero, esta forma de alimentarnos, tan aleatoria, realmente nos gusta?

Vivimos en un mundo caótico, muy ocupados, muchas tareas, mucho ruido. Y encima con pandemia. Pensemos por un momento ¿realmente nos gusta?

Comer conscientemente a través de una alimentación inteligente es un reto, porque requiere tiempo, conocimiento y escucha. Y en la era de los teléfonos inteligentes, que promueven la velocidad y la inmediatez, y aumentan el impulso o las compras imprevistas, este hábito se torna difícil. Pero no es imposible.

Pero ¿esto lo ha provocado la pandemia o realmente nuestro comportamiento frente a nuestra alimentación siempre ha respondido así en los últimos tiempos?

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